Coldplay gana a la lluvia y vuelve a brillar en Barcelona


El grupo no defrauda en su segunda cita con sus fans a pesar del mal tiempo y la lluvia

Llovió a lo largo del día. Lo hizo por la mañana, siguió al mediodía y no cesó durante buena parte de la tarde. Eso provocó que en las horas previas al segundo concierto de Coldplay en Barcelona -sábado y domingo repiten- los paraguas y chubasqueros se contaran por miles tanto en la cola, primero, como en la pista y las gradas, después -seguro que más de uno aprendió de lo vivido en el último recital de Bruce Springsteen en el mismo Estadi Olímpic, hace justo un mes-. Todo parecía indicar que sería un show pasado por agua. Pero si Montjuic se conoce como la montaña mágica, también es por algo.


La cita del miércoles

Lo que sí estaba cantado era la cifra de asistentes: 55.000 personas acudieron este miércoles a la primera de las cuatro citas y sucumbieron a la parafernalia que la banda despliega en la estratosférica gira Music of the Spheres.

Más allá de las filias y fobias que el grupo despierta, su capacidad para conmover y crear himnos inmediatos es indiscutible. Sus estribillos inflamables y su espectacular puesta en escena, con efectismos técnicos y emocionales, funcionan sin fisuras ante grandes audiencias en un tour que promocionan como el “más ecológico”. Coldplay lleva años refrendando su éxito masivo a golpe de hits y de números que quitan el hipo: vendieron en menos de 24 horas las 200.000 entradas de sus actuaciones en Barcelona. Y en Argentina, por citar un hito aún más astronómico, acamparon 10 días actuando en el campo del River Plate ante más de 600.000 personas.

Anoche el público también acudió a la llamada de “el evento al que hay que ir” y formó parte del espectáculo comunitario desde el momento que entró al estadio y se dejó colocar la pulsera lumínica que en el 2011 se inventó el cuarteto británico. El efecto de sus colores cambiantes al ritmo y al antojo de las canciones provocó que, muñecas al aire, la audiencia se sintiera parte del apabullante show. El concierto empezó con poderío con Higher power, una canción sobre la necesidad de “encontrar al astronauta que todos tenemos”. De empoderar a las personas para “hacer cosas increíbles”, ha explicado siempre Chris Martin en las entrevistas de promoción del álbum que bautiza el tour, el noveno de su discografía.

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