Bryan Ferry y la portada que paralizó King’s Road: el nacimiento visual de Roxy Music
El líder de Roxy Music recuerda cómo la imagen del primer álbum lo hizo brindar —y casi tropezar— con el éxito antes de que sonara una sola nota
En 1972, el mundo aún no sabía qué era Roxy Music. Pero Bryan Ferry sí. Lo supo la noche antes del lanzamiento del primer álbum homónimo, cuando vio la portada expuesta en el escaparate de una tienda de discos en King’s Road, Londres. “Probablemente estaba borracho”, confesó años después. “Fue simplemente fabuloso”.
La imagen —una modelo glamourosa en pose provocadora, con estética retro-futurista— no solo rompía con las convenciones del diseño gráfico musical de la época, sino que anunciaba una nueva forma de entender el rock: como arte total. Ferry, formado en bellas artes antes que en música, entendía que el impacto visual era tan importante como el sonoro. Y esa portada, más que una carátula, era una declaración de intenciones.
Arte, música y provocación
Roxy Music nació en 1970 en una escuela de arte, y eso se nota. Ferry reclutó músicos con sensibilidad estética y experimental, como el innovador Brian Eno, que aportó texturas sonoras inéditas en el rock británico. La banda no solo sonaba diferente: también se veía diferente. La portada del primer álbum fue el primer golpe de efecto.
“Sentías que habías hecho algo realmente bueno, algo que el ciudadano de a pie vería. Dejarlos paralizados, allí mismo, en la calle, no en una galería de arte. Para mí, eso fue realmente importante”, explicó Ferry. La portada no solo capturó la atención del público: capturó el espíritu de una generación que buscaba romper moldes.
Un álbum que no se parecía a nada
Musicalmente, Roxy Music no era glam, ni progresivo, ni pop convencional. Era avant-pop: una mezcla de sofisticación, experimentación y teatralidad. La portada, con su aire de revista de moda y su guiño a la cultura kitsch, anticipaba ese sonido híbrido y desafiante.
El álbum se convirtió en una obra maestra posmoderna, tanto por su contenido como por su envoltorio. Ferry y su banda demostraron que el arte podía estar en una portada de vinilo, en una canción, en una actitud. Y que el éxito podía comenzar con una imagen que detuviera a los transeúntes en seco.
