Cinco noches con Pet Shop Boys en la ópera de Londres
Neil Tennant y Chris Lowe sintetizan 40 años y 15 álbumes de música y memoria en cicno conciertos apoteósicos en la Royal Opera House
No podían haber encontrado los Pet Shop Boys un escenario más a su medida: la Royal Opera House de Londres, junto a Covent Garden. Lleno hasta el gallinero durante cinco días consecutivos, con el cartel de sold out y la gente bailando en el proscenio, en la platea y en los palcos. «¿Hay una discoteca por aquí?», preguntaba el cantante Neil Tennant en idioma español, mientras su colega Chris Lowe seguía martilleando los teclados a sus espaldas, mirando hacia otro lados sin quitarse la gorra de béisbol.
Cuarenta años hace del lanzamiento de West End girls, su single seminal, y apenas tres meses han pasado de la publicación de Nonetheless, su decimoquinto álbum de estudio. Pet Shop Boys sigue siendo el dúo musical de mayor éxito en la historia del Reino Unido (más de 100 millones de discos vendidos) y hay una base de fans que sigue creciendo por los siglos de los siglos.
«Bienvenidos a Dreamworld, un lugar especial entre la música y la memoria», dijo Neil Tenant, recién cumplidos los 70 y con esa voz rejuvenecida que transporta oníricamente a los años 80 a la cresta de ola del synth-pop.
Aunque el parloteo no llegó en realidad hasta después del séptimo tema del concierto, So Hard. Hasta entonces, las canciones desfilaron en una sucesión enlazada que arranca con Suburbia, Can you forgive her? y Opportunities y Tennant y Lowe se mantuvieron tan estáticos como las dos farolas que los arropaban en el escenario, escondidos tras sus emblemáticas máscaras metálicas.
Los Pet Shop Boys hicieron del estatismo su señal de identidad para desmarcarse del glam rock y de todo lo que se movía en su época y han perfeccionado con los años su técnica. Eso sí, cuando Neil Tennant se quitó finalmente la máscara, se estiró la levita blanca y abrió los brazos a lo Bellingham, la hinchada se rindió a sus pies al ritmo de Domino dancing.
El movimiento lo había puesto hasta entonces una especie de cinta elíptica de imágenes proyectadas a sus espaldas, anticipo del deslumbrante despliegue visual que convirtió el teatro de la ópera en una discoteca ibicenca. El director escénico, Lynne Page, se ha dado la mano con un mago de la iluminación, Bruno Poet.En su composición, hubo un momento de pausa visual en el que emergieron los artifices a la sombra del potente sonido: Afrika Green (percusión), Simon Tellier (percusión y guitarra) y Clare Uchima (teclado y voz).
La banda al completo pasó a primer plano con la popularísima versión de You were always in my mind, donde el concierto alcanza el clímax, con la incorporación de unos bailarines plateados. Minutos antes, eso sí, Neil Tennant se marcó un lento, solitario y brumoso paseo entre la dos farolas hilvanando uno de sus temas favoritos, Love comes quickly, acaso el que más ha ganado con el tiempo.