Bruce Springsteen convierte un fallo de alarma en una fiesta inolvidable en el Stone Pony
El Boss sorprendió en el 50º aniversario de WhyHunger con una aparición explosiva junto a Steven Van Zandt, incluso después de que una alarma de incendios interrumpiera el concierto
El Stone Pony de Asbury Park vivió una de
esas noches que pasan directamente a la mitología del rock. Lo que debía ser un
concierto benéfico por el 50º aniversario de WhyHunger terminó convirtiéndose
en una celebración desbordada gracias a la aparición sorpresa de Bruce
Springsteen, que demostró una vez más por qué sigue siendo uno de los artistas
más carismáticos del planeta.
Springsteen se unió a su viejo compañero de
la E Street Band, Steven Van Zandt, y a los Disciples of Soul para interpretar
“I Don’t Want to Go Home”, el clásico de Southside Johnny de 1976. Pero justo
en pleno clímax, una alarma de incendios interrumpió el espectáculo: se
encendieron las luces del recinto, se cortó el sonido del escenario y durante
unos segundos reinó la confusión.
Pronto quedó claro que no había ningún
incendio. Y entonces ocurrió la magia: el percusionista Anthony Almonte comenzó
a marcar un ritmo constante, y el público, lejos de dispersarse, estalló en un
canto espontáneo de “Having a Party” de Sam Cooke. La energía no decayó ni un
instante. Cuando volvió la luz y el sonido, Springsteen y Van Zandt retomaron
el concierto como si nada hubiera pasado.
“¡No me importa si suena esa maldita alarma
de incendios!”, gritó Springsteen entre risas, antes de lanzarse a una cadena
de clásicos: “Tenth Avenue Freeze-Out”, “Merry Christmas, Baby” y una versión
extendida —casi diez minutos— de “Santa Claus Is Coming to Town”. El Boss,
visiblemente eufórico, llegó a decir: “Steve, todavía no estoy listo para irme
a casa. Llevemos esto al límite una vez más”.
La actuación tuvo un componente simbólico:
pocos días antes se había cumplido el 50º aniversario de la histórica
interpretación de “Santa Claus Is Coming to Town” en el campus C.W. Post de
Long Island, una grabación que Springsteen publicó como cara B de “My Hometown”
en 1984 y que desde entonces se ha convertido en un clásico navideño
imprescindible
El evento también rindió homenaje al legado
de Harry Chapin, fundador de WhyHunger. Springsteen recordó su generosidad con
una anécdota de 1977: “Le pregunté cómo gestionaba su obra benéfica y me dijo:
‘Una noche toco para mí y otra para otra persona’. Así era Harry”.
La noche contó además con actuaciones de la
Original Harry Chapin Band, The Smithereens, Garry Tallent y otros músicos
cercanos a la organización.
Lo que empezó como un concierto benéfico
terminó siendo una celebración irrepetible: una mezcla de improvisación,
energía y espíritu comunitario que solo Springsteen es capaz de convertir en
leyenda.
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