Foster the People tiene nuevo disco: «Paradise State of Mind»
El disco es un viaje a los sonidos de las música disco de los 70 y 80
«El disco comenzó como un estudio de caso del cruce de finales de los setenta entre disco, funk, gospel, jazz y todos esos sonidos«, compartió Mark Foster en un comunicado. «Fue un momento tan hermoso en el que estos diferentes estilos de música se cruzaban entre sí: artistas como Nile Rogers y Chic, el Tom Tom Club y Giorgio Moroder«.
“Lost In Space” invoca momentos de psicodelia, la era espacial, el himno de los años 80 y cuerdas disco dramáticas, logrando esa energía que abarca décadas que describió Foster. “Te seguiré a cualquier parte”, canta la banda en el coro eufórico y cursi. La canción llegó con un vídeo musical dirigido por Rupert Höller.
Cuando pones el nuevo álbum de Foster the People y estás bailando felizmente al ritmo contagioso del funk-disco de la primera canción, es posible que apenas notes la creciente sensación de temor en las letras, tan oscuras a pesar de la música absurdamente ligera. Bienvenido de nuevo, Mark Foster.
Han pasado siete años desde su álbum de 2017 “Sacred Hearts Club” y Foster y sus compañeros de banda no han perdido el ritmo, haciendo pop reflexivo y de primer nivel para una era agitada e insegura con las 11 pistas “Paradise State of Mind”, la mayoría escritas con Isom Innis y con Foster por primera vez como productor de la mayor parte.
Al igual que en su colección anterior, Foster the People tiene un pop brillante al lado de afinadores complejos, y muchas de las canciones eventualmente se sumergen en territorio experimental o distorsión pesada, como el solo de flauta poco convencional en “Sometimes I Wanna Be Bad” y la difícil de amar “Glitchzig”, que pasa por media docena de compases, trompeta chillona y elementos de Kraftwerk antiséptico.
Los aspectos más destacados incluyen “Lost in Space”, llena de un coro de falsete y palmas, que suena como si hubiera sido diseñada para una pista de patinaje en los años 1970, con letras como “I let the darkness in to teach me” (“Dejé que la oscuridad me enseñara”), y “Let Go”, que comienza como una explosión de ensueño de vibraciones positivas hasta el último tercio, cuando lo que sólo puede describirse como robots celestiales que secuestran la canción y dicen: “To be broken is to be set free” (“Ser quebrantado es ser liberado”).
“Feed Me”, muy distorsionada y con sonido sintético, es como una declaración sexy en la era digital: “I want to hack your code and be your anti-hero/Turn you on and let my one activate your zero” (“Quiero hackear tu código y ser tu antihéroe / Encenderte y dejar que mi uno active tu cero”, mientras que Foster revela quizás su motivación para toda esta maravillosa y espeluznante rareza en la última canción, “A Diamond to be Born”.
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