La descarga eléctrica de AC/DC fulmina el infierno rojo sevillano
Más de 60.000 personas vibran en el primer concierto de la banda australiana en España tras ocho años de ausencia
La gira europea
Power up sólo hace parada en Sevilla, con dos conciertos: este miércoles y el
día 1 de junio
Una gigantesca
marea de camisetas negras y cuernos rojos desafiando al calor rugió con furia
cuando asomaron por el escenario del estadio de la Cartuja de Sevilla este
miércoles los integrantes de AC/DC, la mítica banda australiana de rock and
roll duro que lleva medio siglo encadenando trallazos, éxitos y sumando
seguidores a su causa.
A las 21.30 horas
en punto, la hora de comienzo del concierto, las más de 60.000 personas que
casi llenan el estadio lanzaron un silbido atronador, llamando a la banda.
Justo seis minutos después comenzó el show. Y qué espectáculo. Pantallas
gigantes proyectando imágenes teñidas de rojo y montañas de decibelios cayeron
sobre el público. Y mucho calor.
Del gigantesco
escenario emergió el pequeño gran guitarrista Angus Young, vestido de colegial.
Y de rojo. Como un diablillo, como Peter Pan. A sus 69 años, es el único
miembro fundador de la banda que sigue en activo tras medio siglo de carrera. A
su lado, el cantante Brian Johnson con su inseparable gorra, Stevie Young
(guitarra rítmica), Chris Chaney (bajo) y Matt Laug (batería).
Durante el
concierto, Angus Young no se resistió e hizo repetidas veces su famoso baile
del pato que copió de Chuck Berry. Cualquiera diría que el origen de sus
carreras con la guitarra por el escenario tiene que ver con una maniobra de
protección para evitar convertirse en la diana de las latas de cerveza que les
lanzaban en los primeros conciertos. "Ahí empezó todo", confesó el
propio Angus, en una entrevista en Newsweek, como cuenta la biografía de la
banda escrita por Susan Masino.
La siguiente
pantalla fue aún más electrizante. Del escenario bajó la icónica campana de
AC/DC cuando comenzó a sonar Hells bells (campanas del infierno), la primera
canción del álbum Back In Black (1980), primer disco tras la muerte del
cantante Bon Scott, fallecido en su propio vómito tras una noche de borrachera.
Pero ni la muerte
del querido y añorado por la banda Bon Scott, en 1980, ni la del hermano de
Angus, Malcom, en 2017, han podido derribar la leyenda de AC/DC. Al contrario,
la han agigantado aún más. Con cada acorde que salía de las guitarras, el
estadio se movía. Y no es ninguna metáfora.
El grupo cumplió
con lo que se esperaba de él. Desplegó la potencia y la electricidad que
sugiere el nombre de la banda, AC/DC, que deriva de las siglas en inglés
"corriente alterna/corriente continua" que los músicos vieron
escritas en la máquina de coser de la hermana de Angus y Malcom.
AC/DC y su potente
energía poseyó a su audiencia, entregada sin remedio al poderoso repertorio de
grandes éxitos. La actitud de la banda, casi desde el primer concierto, ha sido
la de "matar absolutamente a la audiencia" con decibelios y más decibelios
de música. Y así lo hicieron en el estadio de la Cartuja. Una apuesta segura.
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