La extraña obsesión de Michael Jackson por la película E.T que pudo echar a perder su disco Thriller
El cantante quedó tan obnubilado por la película de Spielberg que sufrió una especie de trastorno temporal que pudo cargarse su disco más esperado
Por
aquellos años 80, el gran ídolo del séptimo arte para Jackson era, como cabría
esperar, Steven Spielberg. Ya había firmado obras maestras como Tiburón,
Encuentros en la tercera fase o Indiana Jones en busca del Arca Perdida y
acababa de estrenar E.T., el extraterrestre en el verano de 1982, en plena
grabación de Thriller. La película, como todo el mundo sabe, fue un éxito arrollador
y Michael quedó tan obnubilado por ella que sufrió una especie de trastorno
temporal de la personalidad que a punto estuvo de cargarse su disco más
esperado.
Con su
película ya convertida en la más taquillera de la historia, Spielberg tuvo la
idea de diversificar el negocio grabando un audiolibro narrado por la mayor
estrella pop del momento, y cuando le ofreció el proyecto a Jackson, el
cantante lo celebró como si le hubieran abierto las puertas del cielo. Era muy
consciente de que aceptar el trabajo pondría en peligro su nuevo álbum, pero no
estaba dispuesto a rechazarlo.
Su mánager
no podía creerlo. Faltaban apenas unas semanas para la fecha límite y todos los
implicados en la grabación sabían que era imposible compaginar dos proyectos a
la vez, menos aún en un momento tan crítico. Así que se enfrentó a Michael y le
suplicó que le dijera a Spielberg que no estaba disponible. «No lo entiendes»,
contestó el artista. «Yo soy E.T., tengo que hacerlo». Ante semejante
respuesta, no le quedó otra que dejar que Michael grabase el audiolibro y rezar
por que no le llevase demasiado tiempo. Pero no fue así.
Cuando
terminó las sesiones del disco de E.T., apenas quedaban un par de semanas
para entregar Thriller. Todo el equipo de grabación trabajó horas extra, sin
apenas dormir, para completar el disco más esperado del momento. El resultado
fue tal fiasco, que la casa de discos se negaba a publicar el disco.
Es entonces
cuando emerge la figura del ingeniero de sonido Bruce Swedien, uno de los
nombres más injustamente olvidados de la historiografía pop y protagonista de
Sonic Fantasy, un documental del mallorquín Marcos Cabotá recién estrenado en
Movistar que cuenta toda esta historia. Nueve días. Eso fue todo lo que
necesitó Swedien para convertir una pifia total en la mayor obra maestra del
pop.