La gira norteamericana de los Hombres G


No fuman, no beben, han puesto kilos y les duelen los huesos, pero siguen atrayendo a varias generaciones

«Hace tres meses que he dejado de fumar», dice David Summers mientras mira antes de cruzar la avenida Dearborn, en el centro de Chicago. «Me siento cojonudo. Con más energía y con más voz, llego muy bien al final de los conciertos», asegura ya a la sombra del House of Blues, el escenario de la ciudad del viento al que se sube esa noche, como tantas otras, como frontman de Hombres G. «Lo que me jode es que he puesto unos kilos», lamenta con ese acento arrastrado, madrileñísimo.


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