60 años de My Generation: el álbum con el que The Who encendió la mecha del rock rebelde
El debut de The Who redefinió el sonido juvenil de los años 60 y rompió con las normas del rock británico
Este 3 de diciembre se cumplen 60 años del lanzamiento de My Generation, el álbum debut de The Who que cambió para siempre la historia del rock. Mucho antes de que romper una guitarra en el escenario se convirtiera en un gesto icónico, la banda británica ya lo hacía como declaración de intenciones: el rock no era un espectáculo elegante, sino una descarga eléctrica, visceral y desafiante. Seis décadas después, aquel disco sigue oliendo a gasolina, rebeldía y amplificadores al borde del colapso.
A mediados de los años sesenta, The Who eran cuatro jóvenes londinenses dispuestos a dinamitar cualquier expectativa. Pete Townshend, compositor obsesivo y visionario; Roger Daltrey, un vocalista explosivo; John Entwistle, bajista de sonido tan potente que parecía otra guitarra; y Keith Moon, batería impredecible y genio del caos. Juntos formaban una combinación tan volátil que solo podía acabar en desastre o en leyenda. Eligieron lo segundo, aunque lo primero también lo practicaron con frecuencia.
En un panorama musical dominado por la beatlemanía y el rhythm & blues, The Who decidieron romper todas las reglas. Fueron pioneros del volumen extremo, de la distorsión como lenguaje propio, del estilo mod y del culto al directo como un ritual salvaje. Sobre todo, fueron la banda que mejor supo capturar la energía adolescente: rabiosa, insegura, orgullosa y sensible a partes iguales. Esa esencia quedó grabada para siempre en My Generation.
El álbum fue un auténtico retrato generacional. Tras meses incendiando salas pequeñas con actuaciones intensas y sonidos vanguardistas, el grupo llevó esa electricidad al estudio. El resultado fueron canciones urgentes, rápidas, con guitarras afiladas, bajos hiperactivos y una batería que parecía tocarse en caída libre. No era un disco pulido: era crudo, directo y casi peligroso. Precisamente por eso resultó irresistible.
Temas como “The Good’s Gone”, “La-La-La Lies” o “Much Too Much” funcionaban como pequeños manifiestos juveniles. Townshend escribía sobre frustración, identidad, violencia contenida y esa necesidad de rebelarse incluso sin saber exactamente contra qué. Era música para jóvenes que querían hacerse oír.
Pero el verdadero terremoto llegó con el single “My Generation”. Su famoso tartamudeo, la frase “Hope I die before I get old” y la furia instrumental convirtieron la canción en un lema cultural. Ningún grupo había dicho algo así. Ninguno había sonado así.
El disco alcanzó el número cinco en Reino Unido y, aunque en Estados Unidos tardó más en despegar, terminó consolidándose como una obra fundacional. A partir de él, The Who encontraron su identidad: directos brutales, estética mod, ambición conceptual y una actitud desafiante que marcaría toda su carrera.
Sesenta años después, My Generation sigue sonando en películas, anuncios, playlists y documentales. Más allá de su impacto musical, permanece como un recordatorio de que cada generación necesita su propio grito, y pocas veces ese grito ha sido tan poderoso como el que lanzaron cuatro jóvenes londinenses en 1965.

¡Cumplimos 18 años!